Los años pasan, imparables, sin tregua,
tu recuerdo persiste, inquebrantable, con fuerza.
Camino por senderos teñidos de nuestro ayer,
donde brotó nuestra historia, donde aprendí a querer.
Las estaciones desfilan, un ciclo sin fin,
tu ausencia pesa cada día, un sutil confín.
Extraño tu presencia, tu calor junto a mí,
quizás se acerca mi ocaso, pero aún pienso en ti.
El tiempo avanza, y en su danza me ha dejado,
con recuerdos que en el alma se han tatuado.
Aunque la vida siga y todos tomen su camino,
tu eco en mi corazón marca su propio destino.
Y en las noches de silencio, cuando el mundo duerme,
tu voz susurra en mis sueños, como un eco que no muere.
En cada estrella que brilla, veo tu reflejo,
y en la eternidad, de mi amor, encuentro consuelo.