Sigo tus pasos
que veo en la distancia
entre mis sueños.
Es en los versos
que surgen, e imagino,
de este poema.
Y aquí caminan
tus pasos, vacilantes,
por el sendero.
Van hacia el bosque
buscando los latidos
que necesitan.
Y yo te veo,
te encuentro y te sonrío
muy dulcemente.
Tomo tu mano,
te abrazo en un instante,
luego te beso.
Beso tus ojos,
tu cara y tus mejillas.
¡Beso tus labios!
Y tú respondes
al beso de mis labios
con otro beso.
Y nos amamos,
salvando la distancia
y en este sueño.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/09/24