Cuántas almas van sufridas
bajo fuertes tempestades
soportando las heridas
que derraman mucha sangre
por las múltiples caídas
sobre espinas, sobre alambres,
cuando no encuentran salidas
a dolores que le atañen.
La vida con sus matices,
el alma pone llorosa.
Va dejando cicatrices,
como el árbol que deshoja
pero, firme en sus raíces…
¡Nuevamente se cogolla!