Tierra de antepasados maternos.
Poder, no querer.
Qué dilema entre veladas
por poder y no queriendo,
apagando lo que enciendo
para no tener que ver.
Volver a mi viejo mundo
donde el desierto da vida,
la esperanza es bienvenida
para un triste neceser.
Pero mi flor nace en tallos
que en esta tierra han hincado,
donde cantares gauchados
dicen cosas de ultramar.
Porque lo bueno no es fácil,
sin esperas nada crece,
y si lo esteril florece
nunca se debe amputar.
Hay que volver, qué remedio..
Aquí manda la pobreza
y aunque en las noches se reza
no cambia el amanecer.
Este pueblo ya está muerto
pues fue mal asesinado
por idiota amendrugado
que adoraba a un lucifer.
Es la masa manejable
y la historia nos enseña
que la mentira se adueña
si es poca la formación.
Vociferan las gargantas
frente a la voz del enredo,
pues siempre es rentable el credo
que grita, revolución.
Pobres quedan ilusiones
y pobre queda la gente,
pobre se queda el creyente
sin mano de capellán.
Pobres, bajo los padrinos,
pobres, bajo las madrinas,
pobres chuflando bocinas
en un circo sin su pan.
Pero eso fue lo elegido
para una gloria futura,
tal cual la literatura
que cubre necesidad,
la que no llena la tripa
pero mantiene ese mono
de la búsqueda del trono
para tener majestad.
Si, a volver, por remedio,
a mi desierto con dote
donde anduvo D. Quijote
hablando de amor, amor.
Vieja familia se queda
arrodillada al destino
de las reglas de un cretino
que solo les da dolor.
Aquí, a veces me dicen,
¿por qué ese amor a esa tierra
donde tristeza se aferra
a una esperanza, una fe?
Ya se fueron los ancestros,
y nadie que fue, que es dado,
une el presente al pasado,
ya no se ve, no se ve.
Ay mi chami, velo al cielo,
si reniego de mis hados,
de mis tallos amputados,
¿seré digna de atención?
El corazón anda solo,
puede viajar deprisa,
y no vale la sonrisa
si va sin un sabio guión.
Quién a los suyos olvida
nunca será una presencia,
y del todo, una conciencia
que pueda venir a nos.
Quién de su origen reniega,
de un pasado aún distante,
quizás, preserve el talante,
mas.. ¿le podrá rezar a Dios?
Y acá, se va despejando el dilema
que dirige a muchos pies por salidas.
No es alivio la ilusión si se quema,
ni son buenas, promesas malparidas
que gritan las gargantas de tiranos
por tener bajo el yugo pobres vidas.
¿Dónde están sin calor padre y hermano?,
¿en qué tierra han buscado su sustento
por negar ser tributos de gusanos?
Hubo un tiempo de olor a tiempo lento
donde acá, se acogía a los extraños
con sueños de riquezas y alimento.
Pero Dios, descendieron por peldaños
hasta dar solo besos a lo rancio,
que sucede entre pasos de los años.
Sigo a tantos y me voy, me distancio
con ecos de recelo y cobardía.
El valor se fundió con el cansancio.
Desde lejos, recuerdo es osadía
y el amor está en lucha con el miedo.
La lucha que persiste día a día
como liza entre el yo quiero, y yo puedo.
Pobre tierra
Pobre tierra, qué tristeza
da ese mirar previsible
de mal desenlace horrible
que provoca la vileza.
Qué tan penosa destreza
demuestran los protectores
de su interés en fulgores
que se lleva por delante
a un pobre pueblo menguante
por la voz de dictadores.
Tonto inútil e iletrado
siempre tosco, siempre verde,
que hasta las piedras se muerde
por ser tonto encopetado.
Y es el ajeno enfeudado
el que tiene el beneficio
del vasallo, a su servicio,
del mellado y senil poste
que no ve ni honor ni coste,
ni el dolor del sacrificio.
¿Qué esperas de los de oriente?
¿las riquezas personales
y de los siervos marciales
con el engrudo caliente?
Cuán notable y diligente
muestra el zote su malicia..
Zote que escupe justicia
empapada en un cianuro
que dicen, está maduro
para obtener su codicia.
Pueblo de triste destino.
¿Guerra civil?, quién lo sabe,
quién podrá cortar lo grave,
quién, titular o interino.
Pueblo de triste destino
con los miedos más valientes,
con las bellezas ponientes
que escapan hacia un parnaso
donde se atisba el ocaso
entre sombras relucientes.
Jhetsefany
(formatos de octavinas, tercetos décimas)