La siesta
Mediodía, después del café,
entra en el cuerpo un no sé qué,
quedo un tanto desmadejado
parezco un trapo mojado.
Lo ojos me lagrimean
los labios me babean
empiezo a bostezar
y los brazos a desperezar.
El malestar me preocupa
casi no veo ni con lupa
la respiración va lenta
el sopor ya aumenta.
Buscaré donde yacer
para al cuerpo complacer
culminaré la grata gesta
de disfrutar de la siesta.
Antonio Reina Moreno 21/08/2024