Puedo hacer que me odies por todo,
pero no puedo hacer que vuelvas a mí
Puedo torcer el destino,
pintar las paredes con nuestros desacuerdos,
dejar que las palabras se claven en tu piel
como espinas de reproches.
Puedo hacer que cada gesto mío te hiera,
que mi nombre se vuelva amargo en tu boca,
pero por más que lo intente,
no puedo cambiar el rumbo de tu adiós,
ni deshacer los pasos que te alejaron de mí.