Ya no luce en mi cuerpo la victoria
del amor y su consuelo necesarios,
derrotas por desamor y desconsuelo
me han tatuado el dolor como sicarios.
Ya no inflama mi alma la alegría
del cariño y la ofrenda de sus dones,
transita por mi orilla del camino
la tristeza anudada a mis talones.
Ya no incendia con sol mis madrugadas
el tacto pasajero de una manos
que exploraban mi piel con negligencia,
todo mi ser asume la consciencia
de saberme marcado por agujas
que apuñalan la luz de mis trovadas.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO