Tú, el río cristalino emancipado
Yo, la roca pálida, humedecida
Tú, el sol radiante, enardecido
Yo, el ave anciana, apaciguada
Tú, el mirar de mi alma rejuvenecida
Yo, el mirar de la tuya sosegada
Es aquí, donde estamos enamorados
bajo la luna que se esconde al acercarnos
allí, donde el resplandor de tus ojos son la senda
y el mirar de los míos la vereda
allí donde las gotas de rocío son mareas
y tu cuerpo dormido mi velero
Tú, el pájaro volando redimido
Yo, el cielo azul para tu nido
Tú, el mar insondable eternizado
Yo, el latido abisal como un gemido
Tú, la hoguera infantil centellante
Yo, el juego efebo avivado