Esta noche se derrumbó su imagen
la que construí de ella en mi mente
que erigí con devoción
con el deseo de sus besos
con mil “te quieros” suplicantes
se desvaneció
como el polvo en el cristal de mi ventana
bajo la lluvia
que muerde mi piel y con su realidad de frio
que me envuelve en húmeda melancolía.
Negra noche de despecho e ira
en la que descubrí su desdén, su titubeo
su carta bajo la mesa
con su perfidia
arrancó la blanca quimera de mi pecho
y bebí la amarga realidad
de su indolencia.
Noche infausta de verdades crudas
con un beso imaginario
el más intenso y afligido
beso de despedida
enjugó mis lágrimas con sus labios
y me dijo adiós para siempre
mi doncella etérea
ya no paseará inocente, suave y tierna
señalándome el futuro por las rutas de mis sueños
ya no deshojará mis anhelos
con mi alma en agonía le entregué
el dolor de mi sembrío perdido
una etapa de mi vida
con los versos y acordes
que de su inspiración nacieron
y se perdió tras la bruma
de la noche
de mi tristeza.