CARTA EN LA PENUMBRA
En la quietud de la noche eterna,
escribo con el alma desbordada,
donde cada palabra es una pena
y el eco de tu nombre, una jornada.
La oscuridad me envuelve sin tregua,
como un manto que no cesa de apretar,
y en mi pecho, el dolor se despliega,
como un río que no deja de arrastrar.
El frío lecho es testigo mudo,
de mis noches llenas de tristeza,
donde el recuerdo de tu voz me inunda,
y la soledad se convierte en fortaleza.
Revivir tus abrazos en mi mente,
es un consuelo en la tormenta incierta,
pero al final, en esta lucha ausente,
mi corazón se rinde, y se convierte en oferta.
Antes de que el último aliento se apague,
quiero que sepas que mi amor persiste,
más allá del velo de la muerte que embiste,
en cada línea, en cada palabra que te entregue.
Si algún día, tus ojos encuentran estas huellas,
y en tu corazón un susurro se posa,
sabrás que en cada verso, mi amor no muere,
sino que vive en esta carta, silenciosa.
Que el dolor no borre nuestro destino,
ni el tiempo apague la llama del querer,
mi amor, aunque en sombras se encuentre,
en esta carta eterna, siempre permanecerá.
Autor: LUÍS APAZA H. Alías: Corazón Bardo
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