Ven conmigo, amor imaginado,
recorre cogido de mi mano
las angostas callejuelas de mi vida,
camina mis mismos pasos,
déjame sentir el latido de tu abrazo
virtual junto a las vestes floridas
del jardín abigarrado,
donde rosas irreales
hace poco que han brotado.
No veremos rostros distintos
a nuestros rostros, ni detendrán
nuestra tránsito las pupilas de otros
ojos, sólo tú y yo nos miraremos
con el tibio abordaje
del amanecer dichoso.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO