jvnavarro

DIARIO DE VERANO LXXIV (ALGO ME DUELE)

Hay algo en nosotros que nos hace matutinos,
nos hace ser flores de un frondoso jardín
en el cual de estar, siempre estaríamos,
junto a una alberca con sus ranas, juncos y lirios.
 
Es bonito poder hablar de estas cosas 
para cuando ya el ritmo del día 
nos lleva a la caótica noche
de las figuras legendarias de Drácula
y a El hombre lobo, 
que abundan por esos lugares 
donde la oscuridad es la reina
de aquello que con la vista 
durante el día sin demoras poseímos.
 
Cada cuestión  de estas que sale a la palestra
es como un  hijo
 de esos que se van arrancado 
a los surcos
de un campo del que nos proveemos
 de raíces y tubérculos
para continuar siendo algo más de lo mismo.
 
Y continuamos con este periplo 
de contar lo que nos viene en gana
para cuando nos zambullimos
en las soledades de los días
para poder resistir los embistes 
de una sociedad, la del ser humano, 
en alarmante peligro. 
 
La indiferencia es de los peores peligros
que se puedan abrir paso
en aquello que se denomina la socialización 
pendiente del individuo,
ya se quieren cerrar embajadas,
ya se clama como energúmenos,
ya las fuerzas del poder 
al servicio del despotismo
se llena de esa insolencia propia
del barbarismo más inculto,
que puede poblar los espacios
en los cuales vemos padecer de lo lindo
 a amigas y  amigos.