De tu imagen parlante hay un eco
Proveniente del dulce abismo que me causan tus ojos.
Ojos de caronte,
Ojos de rey Midas.
Sin asecho y sin bramido,
Tú nombre embiste desde mis confines hasta mi parnaso.
¿Musa o deidad?
Aire inmaculado.
Sobre el arco de Cupido de tus labios,
hay un jardin de blancos lirios, en el que reposa mi pulgar.
Lirios fluorescentes,
Jardín de la molicie...