Se había perdido,
amarillo en un concreto gris
descansadas sus alas
aletargada su razón,
silencioso caminaba,
por el firmamento inusual.
Añorando el verano austral,
la distancia le pesaba,
infinita la finita desazón,
en el cielo atesoraban sus galas,
aquí no era querido,
a razón de un desliz.
A lo lejos vio un reflejo,
debió importarle un carajo,
mas se detuvo a auxiliarlo,
¿cómo no salvarlo?,
siendo él un escarabajo,
pudiendo brillar al sol,
minucia del espejo,
con su marco arrebol.
El tacto del suelo,
caricia de la nube,
latido del sereno,
cuando el calor sube,
el insecto se ha ido,
podría darse por perdido,
mas el astro rey lo anda cuidando,
ahora van por el día andando,
hasta que todo se acabe,
todos esperamos un entonces…
pero esto fue por la tarde.