Otro día más seguido por la noche,
al igual yo, siendo tu sombra;
te sigo sigiloso, desapareciendo,
en las tinieblas cuando la Luna ni se ve, ni se nombra.
Pero cabalgo, en el coche,
de tu mente, vuelo como en la alfombra;
cuando sobre ella, extaciados; el amor estuvimos haciendo,
mitigando aquel fuego interior y se extinguiese, quedando en la penumbra.
Esa que me desaparece al ponerse el Sol,
que me restablece al cerrar tus ojos,
que me une a ti en cuerpo y alma,
que tenerte desnuda frente a mi, me hace perder la calma.
Galaxia y Andromeda, no me son suficientes para sujetarme,
deseo estallar, junto a tu cuerpo desnudo,
creando una lluvia de estrellas, al romper las cadenas siderales,
entrando en tu espacio magnético, desatando de mi corazón el nudo.