De “malas decisiones” todos cometemos un ciento,
en su mayoría son hermosas locuras,
que se pintan tan inexplicables,
que parecen espinas que nos hicieron fragmentos,
pero que al final trajeron aquellas hermosas luces obscuras.
Elegir una vida sin gente que fuese tan ausente,
me acercó a personas aun más lejanas,
canto estridente que solo el silencio entiende,
al final la compañía siempre se torna ufana.
Me piden que use palabras y sea yo quien decida,
de pronto tengo mucho por hablar y nada que decir,
mas en este papel de aire nada se queda,
ya que la tinta no le encuentra sentido a mi sufrir,
y en su sencilla dicha se deja tornar lóbrega.
De “malas decisiones” todos nos hemos formado,
siendo ellas la identidad de la esencia del ser,
sí, algunas son las que hierven en la cara del condenado,
y otras más se esconden en piel translucida y no se dejan ver.