En las sombras del amanecer,
se despierta una mente cansada,
su reflejo en el espejo,
una sonrisa que no está acompañada.
Cada día, una lucha interna,
un campo de batalla sin fin,
los pensamientos son tormentas,
que nublan todo su confín.
En el bullicio de la ciudad,
camina entre la multitud,
una máscara de normalidad,
esconde su soledad y quietud.
El reloj marca las horas,
pero el tiempo parece estancado,
cada minuto es un susurro
de miedos del pasado.
El peso de la expectativa,
carga en sus hombros con rigor,
una carrera interminable
sin una línea de meta a la que acudir.
El silencio grita por ayuda,
las palabras no salen al mundo,
un corazón que late con fuerza,
pero se siente tan profundo.
Y cae la noche despacio,
una tregua momentánea quizás,
pero las estrellas cuentan historias,
de esperanza entre tanta voracidad.
Un rayo de luz entra por la ventana,
un nuevo día que inicia su andar,
entre las sombras una pequeña chispa,
que pero aún, quiere luchar.
Hay belleza en la resiliencia,
en elegir quedarse un día más,
y aunque el camino sea difícil,
siempre queda lugar para amar.