caballo negro

Eres… México.

¡México!

Eres un grito liberado en un resquicio

Que lastima tu garganta convulsa

un 16 de septiembre, en una plaza,

Entre fuegos de colores y artificio.

 

Eres el rostro hermoso y sanguinario

De la fiesta, el desvelo y la muerte,

Del mitote, los gritos y el jolgorio,

De la feria, el balazo y el amante.

 

¡México!

Eres un corrido que ensalza la valentía

De los hombres que en tu tierra viven

Y que se desgranan en su sencillez

De campo, tierra, labrantío y vida.

 

Eres amor por la tierra hasta el cansancio,

Con alma y corazón de sembradío,

Con espíritu de arcilla y cuerpo de ladrillo.

Eres amasijo de madera y barro,

De plata, piedra, obsidiana y cantera;

Eres porfía de volcanes en espera

Con pedruscos de esperanza entre tus manos.

 

Eres un rugido que desgarra mi garganta

Y pregona tu historia descompuesta

Que de día con día se hilvana

Cuando despunta el sol por la mañana,

y que por las noches se desdice,

se emborracha en la cantina y se deshace

en el furor de una botella de tequila,

entre espuma de emoción y de cerveza,

 

¡México! ¡Eres verbena y fiestas!,

¡Bullicio incansable en tus ferias!,

¡Dolor y gloria de sepulcros y difuntas

Que en sus bailes llevan calaveras!

 

 

 

Hasta los viejitos danzan en tus fiestas

y un cielito lindo te llena de amor;

y hasta en la comida se ve tu bandera

bañada de aroma y sabor tricolor.

 

Para muestra clara, chiles en ahogada,

Y  ahí está la tortilla revuelta con tierra,

El maíz y frijol que el hambre mitiga,

Y para la sed ahí está el tequila,

Ahí está el agua miel o el agua de chía.

 

¡México!

Eres el hombre engalanado en viernes,

caminando por tus plazas y tus calles

En busca de placeres y perfumes,

Siguiendo el rio de tus mujeres,

Llenas de frescura en sus andares

Y coqueteando al tintineo de sus aretes.

 

Eres un mariachi de Guadalajara

Cantando sus cuitas a la luna galana;

o la música de una banda que desgarra

la quietud de la noche y su afonía;

lo mismo en una plaza en los Mochis

que en el malecón de Mazatlán,

o en Zacatecas en una callejoneada de mezcal.

 

Que se oiga el sonido de aquellas guitarras

Que desgranan notas desde el corazón,

Que se oigan los gritos de la algarabía

En todo un torrente de gran alegría

Y con canciones y coplas, ¡que nos salga el sol!,

¡Cántale a la vida mi México lindo,

Cántale al amor cual naranja en flor!

 

¡México!

Aun escucho en la lontananza,

La copla popular de José Alfredo

Que dice que antes muerto que dejarte,

Y que si lejos de ti muriera

Aquí vinieran a enterrarme

 

¡México!

Se lleno de iglesias tu gran territorio

he inundo el silencio rezos y oraciones,

Y por las mañanas suenan los maitines

Cantándole tierra a tu hermosa madre

Allá por diciembre, entre rezo y jolgorio.

 

¡México!

La mitad de tu gran territorio

Se viste de ocre y desierto,

Y allá en el norte el pobre labriego

Buscando la nube mira hacia el cielo.

 

Y en la otra mitad tú vestido

Se llena de verde, de más colorido,

Se llena de selva, de flor y roció,

De pantera negra, y quetzal de ensueño.

 

¡México! Eres el hombre sudoroso

Ganándose el pan de cada día,

Humilde maestro o padre cariñoso

Impartiendo con el alma la sabiduría.

 

Y eres del pobre la esperanza,

-La mísera alcancía de barro-

que por la madrugada se levanta

para vivir al día y de milagro.

 

Y entre el bullanguero estertor de la faena

Sale el obrero de su prisión diaria

Y se dispara su esencia contenida

En el bar de la esquina o en la cantina,

¡Porque es viernes en la urbe y domingo en tu ranchería!

 

¡México!

Eres el hambre y el pan de cada día,

Desde hace cien años en que se veía

A la mujer con su rebozo y sus sandalias

y al campesino con su calzón de manta,

su machete al cinto y su sombrero de pajas.

 

 

Eres tragedias y risas, dolores y drama,

Te llevo aquí dentro mi patria querida

Como llama ardiente que nunca se apaga,

¡Entre ojo y pupila, entre corazón y vida!

 

¡México! Eres sutil serenata nocturna,

Canción y plegaria aprendida en la cuna,

Corazonada constante y eterna,

¡Eres luz y sombra, claridad y bruma!

 

Eres patria amante, mestiza completa,

De pies a cabeza, desde Yucatán

Y todo el Caribe,  hasta tu Sonora,

Hasta tu rio bravo y tú baja California…

 

Me tienes mi patria en tal forma,

Que tienes de mi la caricia y conciencia,

Que tú eres de mi, religión y ciencia,

Mi dogma, mi rezo, oración y gloria.

 

¡México! eres mi credo y mi rosario,

Eres mi plegaria y penitencia,

Eres patria mía mi calvario,

Mi redención, paraíso y conciencia.

 

Eres una ferocidad guardada de antaño,

De finuras y ternuras atesoradas por miedo;

Comulgando en mortífero festejo

Con tu propio ser, con tu yo interno,

Y cuando borracho de lo que traes dentro,

Explotas mi patria en canción o lamento.

 

¡México!

Eres cortesía que atrae, así como reserva que hiela,

Y sorprende la violencia que desgarra inesperada

Las entrañas convulsas de tu popular alma,

Guardando tempestades en aparente calma.

 

 

 

 

 

¡México!

Se ha llegado la hora en que al verte al espejo

Encuentres tu verdadero reflejo,

Y levantes la voz a tus hijos pidiendo

Que hablen ahora y que canten tu gloria,

Porque eres mi patria querida;

¡Tierra!…de belleza, tradición y vida.

¡Tierra!… donde el corazón se entrega.