Salvador Galindo

Héroe de mi mismo

Entre el ruido del alba me encontrarás

Más allá de la masa flotante

Volátil como las sombras de mi cueva.

Ven hacia mí, pero ven por tu cuenta.

 

Tu ritmo es el frenesí de la vida

Tu aliento retumba como rocas que suben y bajan

En mi conciencia

¿Acaso conoces el tiempo en que todas las cosas

Hallan su raíz y caudal?

¿Donde vida y muerte se confunden sin cesar?

 

Mi oculta espada ahora es mi conciencia:

Doble filo de nuestra candidez.

Intentaré abrirme paso, vencer las parcas de la rutina

La cueva es la imaginación; la realidad, mi sombra destellante.

 

Búscame y forja,

Forja la luz de lo insólito sobre el metal de mis ocasos

Forja la luz sobre el abismo.

Cuando los témpanos del bien y el mal

Se derritan y surja el agua secular,

Será el espíritu del cual beberás.

 

La carne y el tiempo iluminan

el espectáculo de mi cueva

Y mi cuerpo es solo una extensión de mi pensamiento.

 

Tu agonía, la melodía de mi extinción

Tu aliento retumba como rocas que suben y bajan

En mi conciencia

¿Acaso conoces el tiempo en que todos los seres

Destruyen su nido y destino?

¿Sabes que este es el espacio donde tu figura

perfora lo más profundo de mi mismo?

¿Donde el cielo se ahoga en la profundidad de la tierra?

 

La espada ha sido oxidada por el hastío:

la candidez de nuestro crepúsculo.

Intentaré abrirme paso pero no:

¡Yo soy la cueva! ¡Yo soy la realidad!

 

Búscame y forja,

Forja la luz de lo insólito sobre el metal de mis ocasos

Forja la luz sobre el abismo

Cuando los témpanos del bien y el mal

Se derritan y surja el agua secular,

Seré el héroe de mí mismo

Y tú el espíritu de toda sed y realidad.

 

Tras la materia gris de tus días

Tras los escombros inmortales de ti misma,

Ven hacia mí, pero ven por tu cuenta

Ven hacia mí, pero ven por tu cuenta.