Mis labios están secándose de besar
el reflejo pasajero de tu óvulo
en la superficie del viento.
El frío cubre
mi piel de animal de sangre tibia
como una tela de araña en la noche.
Y cuando amanece
me salen agujas de hielo
de las puntas de mis huesos.
Los que ayer
bebieron de mi vino
y se refugiaron en mis manos
hoy dicen
que soy un loco incurable
porque me han visto desnudo,
corriendo tras una luna
llena de fetos amarillos
o
llorando, sin saberlo,
como un árbol solitario,
lágrimas que, al caer,
se quiebran
como hojas congeladas.
HuGóS | 9-15-2024 | 8:32 p.m.