Eres como el mar, tranquilo profundo, lleno de belleza, dónde esté sentimiento se engrandece de pureza.
Tu risa perfecto conjunto a tu mirada, un reflejo de estrellas fugaces jugando en el cielo de un anochecer radiante.
Y en la orilla, donde el agua besa la arena, encuentro en tus labios la calma serena.
Eres un sol que ilumina mi horizonte, tu belleza como el atardecer dorado viste mis días con colores sagrados.
Cada caricia es una ola que llega, saciando mi piel de dicha serena.
Contigo el tiempo se detiene, como las mareas que van y vienen.
En tu abrazo, me pierdo y me encuentro, como un bote a la deriva, sin miedo del viento.
Porque amarte es navegar en un mar que no tiene fin, donde cada ola susurra un Siempre estaré aquí.