Aquí no interviene
ni la IA, ni la CIA, ni la TIA,
este es un poema amasado con tinta,
calentado a base de sacar al asunto
las uñas,
siempre después de un café
o una tila,
en que parece
que el asunto coge más miga
y después de esto
que dura lo que dura,
comienza el acto de escribir
entorno a un tema
de esos que van a la deriva
y uno le echa la caña para ver si pica.
Lo de la IA
no tiene nombre,
por mucho que se diga
que en ello está el futuro
de la poesía.
No hay poesía sin alma,
sin sentimientos, sin angustias
y alegrías,
La IA es el comodín que se usa
para explorar unos espacios
que en nada ayudan
al mundo de la poesía,
tan llena de todo
que si algo sobra,
es solo aquello
que a los poetas nos priva,
de podernos expresar
en función de como nos levantamos
un determinado día.
Un ruego a los poetas de la IA
al menos sean honestos y digan
en esos seudo poemas
que tanto les llena de alegrías
que los derechos reservados
más que suyos
son de una dichosa maquinita
a la que si le das
las palabras \"café y dulzura\"
te puede sacar un poema
a la misma altura
que los más castizos salmos de la Biblia.