La amenaza del sol traidor
se cierne sobre la mañana
que es la mía y no la tuya...
Y no puedo con el amor que al mundo le tengo,
y que no lo profeso desde mi boca,
es más bien el vientre que me examina
y cuyo intelecto sigue siendo estorbo;
los signos se pelean,
escaramuza a escaramuza
derivando en un delta de abierta guerra...
La percusión del pensamiento me instrumenta
partituras que pintan
ya no tanto el dolor ni la insípida pena,
sino la graciosa realidad de ser ser vivo...
Desde que fui objeto, piedra o nada,
lata convertida en oro,
diamante vuelto barro,
desde entonces respiro
hasta entonces respiré,
y me espejo y me reflejo en el espacio entre latidos, los míos,
hasta que me sorprenda, enmascarado,
.... el último de ellos.
RBP (7/9/24 - 11:10)