Sobre la curva de tu cuello flota,
a contraluz, una mirada ardiente
que te observa despacio y, gota a gota,
se derrama y derrite de repente.
Así como unas manos poderosas
que persiguen tu piel con vivo empeño
y, en un instante, rózante sedosas
de una caricia, esquiva como un sueño.
Tu cuerpo, ante ese gesto, tembloroso
resplandece, es la llama de una vela.
Y el causante de todo.. ¡Amor glorioso!
con un beso se funde en ti a tu estela.
Recupera la vida, resucita
nuestro ser al amor que nos habita.