En la penumbra de mi alma, la nostalgia se cierne como un velo sombrío,
rasgando el manto de mi mente con recuerdos que brotan en lágrimas silenciosas,
¿cómo no recordar si tú eras la luz que en mis horas más oscuras era farol y guía?
Cuánto desearía comprar un rayo de esa luz que fue tu esencia,
una sombra que me acompañe en el crepúsculo, para compartir risas y penas en el murmullo nocturno,
andar por calles desoladas, entrelazados en un recuerdo que el viento susurra.
Anhelo revivir esos pasos, donde nuestras miradas se encontraron en un instante eterno,
creando un sentimiento que ahora reposa en tumbas de añoranza y desdén.
Cómo quisiera ver el cielo desde tu perspectiva,
observar la rosa solitaria que crecía en la acera,
como tú la contemplabas con tu mirada de misterio.
Cómo añoro hallar en mi reflejo la luz de tus ojos,
tus besos, el suave roce de tus manos, tu risa convertida en el eco de un suspiro,
la dicha que en otro tiempo floreció como un delicado lirio en mi corazón.