Cuenta la historia de un joven pianista,
perdido en notas y acordes,
ahogándose en la ambigüedad de melodías confusas.
Cierta noche fría y seductora,
su mente acalorada fue sorprendida
por una linda doncella de pétalos claros y aroma de rosas,
que atrapó con su elegancia al pobre infante.
Con educación deplorable y labia envolvente,
sedujo a un corazón difícil de acceder,
con tiernas caricias y dulces besos,
conquistó a aquella tierna rosa.
Decorando las calles de amor e incendiando las estrellas,
anhelando la felicidad efímera,
quizás se cumpla o quizás no.
Pedregales y paisajes cubrieron aquellas tardes de dolor y sufrimiento,
que tras tantas alegrías pasaron.
Las penas, el pasado y los éxtasis del elixir amargo
nunca lo dejaron en paz.
Cuando creía tenerlo todo, no tenía nada,
solo una falsa ilusión resonando en su mente.
Herido en medio de una vereda,
sin comprensión ni consuelo,
fingiendo un cariño irreal y reclamos torturantes,
su pecho se convirtió en prisión de amores falsos y crueles mentiras.
Al fin, triste y solo quedó,
con un sabor de gloria efímera,
que al son de tortuosas melodías,
se convirtió en una calma fugaz.
Tocando sin cesar su viejo piano,
mirando al horizonte en espera de una muerte tranquila.