Te escribiré una carta, tomaré papel y lápiz
y dibujaré tu sonrisa con mis letras y tus ojos y tus negros cabellos
tal vez bajo la mirada de la Luna, Luna que fue nuestra tantas veces o bajo algunas de las lluvias que mojaron
nuestras ropas y nuestros cabellos, nuestros abrazos y los te quiero
y seguiré escribiéndote estas letras, te escribiré mis pasos y escribiré los tuyos y los
nuestros caminando juntos
Y aunque tú ya no estés, también te escribiré el recuerdo que dejamos en aquel frondoso
árbol testigo de nuestros besos.
Y yo sentiré mil veces el dolor de haberte perdido y en una pausa de mi puño, le pediré a
la vida que regreses
Qué triste luce el camino a la Alameda, sus luces brillan, los grillos cantan, pero tu voz ya
no se escucha
Sigo escribiéndote, que remedio, tal vez mis letras te puedan encontrar y al abrir tu el
sobre que hoy te envío,
reviviremos juntos los caminos nuestros y la plaza, los domingos y la esquina de tu casa, el
refresco que tanto te gustaba...
Y si te acuerdas bien de mí, mi bien, solo entonces al terminar la carta y el contenido de
mis letras, te sonreirás despacio con tu sonrisa lenta y con amor bien bonito, de lo que
aquí se ha escrito.
O tal vez también, y si de pronto me olvidaste...
Tú tomarás la carta que hoy te envío, y romperás mis letras que llegaron hasta ti...
y que tristemente no has leído.