En la mañana
nos dejan sus canciones
los pajarillos.
Vienen al alba
a parques y jardines,
madrugadores.
Y así el silencio
se rompe por las calles
y cobra vida.
Un nuevo día
comienza tras la noche
que ya nos deja.
Brota la savia,
la sangre de la vida,
con las personas.
Y suenan pasos
y voces y murmullos,
por las aceras.
El sol asoma
sus rayos amarillos
y temblorosos.
Comienza el día,
cargado de ilusiones
y de promesas.
Y tú suspiras,
pues sabes que la vida
es más que un sueño.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/09/24