PAU-SAN

LAS APARIENCIAS

No hallaste  en mí  valores alterados

ni distraída  mirada.

Te extrañaste de verme sonreír.


Pisa la sombra que proyecto, y

traga el viento de mi espalada.

La sangre  que escupí no era mía.

 

Aún la noche es caliente

y los humedales están secos

de amor querido amigo.