Hay un lugar en mí,
un lugar pequeño,
donde guardo mis ideas.
Es un bolsillo sin serlo.
Es un agujero en el vacío,
un dogma sincero,
creer que puedo hacerlo
y construir un sueño.
Hay un lugar en mí,
que no tiene nombre,
donde me empujo cada día
para encender luceros.
Unos lo llaman locura,
otros creatividad sin tiempo.
Yo lo llamo vida vertida,
amor y mojados recuerdos.