El \'modo no molestar\' es inevitable al amanecer. Me urge despertar en medio del silencio y, con el sol entrando por la ventana, posándose en mi pared y recordándome que estoy experimentando la dulce tranquilidad. Me cobija y resguarda mis heridas. En ese momento, refresco mis pensamientos y reforzo ese deseo hambriento de soledad infinita.
En esa hora, me sumerjo en la fantasía de mis ideas, que tienen una cita secreta con la tinta a las 23:00 en la esquina del papel. Siento la satisfacción del triunfo, mientras el pasado se desvanece y el futuro se entrega a la vida. El presente me invita a vivirlo intensamente, sin barreras ni limitaciones, libre de detenerme en nada ni nadie.
Es esa droga hermosa que me hace volar y ser feliz, la que me transmite seguridad y me invita a un mundo mejor creado en mi propio hogar. Sin engaños ni debates innecesarios que interrumpan este placer.
Ahora despierta un nuevo ser dentro de mí, que solo busca vivir a pleno sin la preocupación de aquellos que se van por motivos propios. Con inteligencia suficiente, para saber de quienes rodearme, que sumen en esta nueva vida basada en mi propio interés. Ahora soy mi prioridad y siento que nada me detendrá.