La euforia, la emoción, esa alegría,
ya la ha conquistado, se le nota.
Le brotan sonrisas repentinas,
su humor cambia, el alma flota.
La causa tiene nombre y apellido,
la pregunta acelera los latidos:
—¿Acaso estás enamorada?
Dice no… pero la delata un suspiro.
Mira estrellas en pleno día,
si pide un deseo, se lo daría.
Bajarle la luna… no, eso no sucede,
además, promesas así, cualquiera las tiene.
Mejor la hace sonreír,
le cocina algo rico,
que sepa que lo mejor:
Son las Sonrisas, comida y amor,
como pan con mantequilla,
su boca junto a la mía.
Café al amanecer, una brisa
En la mesa unas rosquillas
termina el día con su risa…
Sabiendo que soy suyo y ella mía.