Francesco Alaniz

A mi Nicaragua

Candorosos suenan los tambores,

comprimido mi corazón, 

resuenan en mi interior los sones de mi Nación,

una lágrima rodó,

los saxofones, las trompetas, los xilófonos,

fuera de vos tierra mía, la nostalgia 

es lo único que vibra, bailando con solemnidad al ritmo 

de la melodía centroamericana de una banda de guerra escolar, 

te busco en todo, aquí donde no estás.

 

Implacable es el peso de la identidad,

de esa que brotando desde lo más profundo,

se gesta en un vientre de naturaleza maternofilial,

sos mujer, que ve a sus hijos irse, pero siempre volver, 

y en torno a tu ser, el vaivén es por cuestión de poder, 

de la eterna y cíclica retransmisión del exilio,

de esa que me alejo de vos,

y que alejo ayer, antier y en los ochentas también,

pero a tu seno se que regresaré.

 

La paradójica ignominia 

de este calvario padecer, es al parecer 

el costo de amarte, 

que como al amado, se le aparta de la amada,

no se extingue el amor, 

sino que toma mas vigor,

así Nicaragua te llevo en mi corazón.