Anoche hablé con la luna.
Reposaba sobre ella la figura de tu rostro, me miró con desdén, suspiró al recordar aquello que no fue.
Quiso callarme y no pudo, solo consiguió sacarme una lágrima a la fuerza, recordando aquellos malos pasos que di, suplicandole que al fin disfrutaba vivir.
Una querella solo ella pudo oír, quiso darse la vuelta ¡Ay! Sería mi fin.
Hoy que el sol acecha a la fuerza, su figura ya se desvanece de nuevo, nostalgia imbécil, eres una seductora mentirosa.
Otra luna en dónde veo su triste recuerdo, pero no es ella, no es su triste imagen.
Hoy dejo pasar otra luna, con la esperanza de que sea la que estoy esperando, que no me deje vagando.
¡Ay mujer! Me tenés delirando.