Que se toca,
en un verbo pretérito
de un futuro clásico,
de un hoy, al instante, en escalas
de voces de pájaros, de olores de pieles,
y soplos en flauta dulce,
sabor especial de las delicias en pies y manos,
que tiemblan en los silenciosos remolinos
que se tragan las canciones selectas
de una pasión aleatoria,
y las letras que cantan, la memoria
por siglos, que armonizan en la lírica bella.