Por el cementerio camina la pelirroja,
con pasos de cansancio y mirada fulgorosa.
Entre las sombras misteriosas,
sus pensamientos se pierden entre la neblina mojosa.
Los árboles susurran en las tardes frías,
mientras la pelirroja camina tras los pasos guías de tres corazones sonrientes,
recordando amores perdidos y alegrías en ese lugar donde el tiempo se desliza.
Las lapidas calladas guardan secretos antiguos,
historias de vida que ya no están vigentes,
pero la pelirroja sigue su camino,
entre los marañones con sabor a muerto y aquellos recuerdos latentes.
En ese lugar de silencio y melancolía,
la pelirroja y compañía encuentran la paz y armonía,
un respiro en medio de la tarde fría,
un momento de calma en medio de la agonía.