Respuesta
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Oh, triste bardo de letras sencillas,
que en tu rima crees hallar torrentes,
permíteme, en mi modesta vestidura,
jugar contigo, sin pretensiones ardientes.
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Dulce dama, en sombras furtiva soy,
y soy fuego y escote en la mirada,
mis susurros despiertan sonrisas,
y tú, en tu desvelo, sueñas con baladas.
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¡Qué osadía, hijo del verso errante,
suponer que mi escote me ampara!
Soy diablesa, es mi esencia vibrante,
y tus rimas tan solo suenan a lata.
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Criticas mis sombras, como si te incomodaran;
mas en cada palabra que lanzas al viento,
resuenan risas que al alma incitan,
tus versos, querido, son mediocres sin aliento.
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¿Arrogancia tú? No, lo tuyo es ingenuidad,
de quien ignora el fuego interno;
pues yo, oh noble, con risa y sin par,
he danzado en mil versos de amor y de infierno.
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Arrogancia
es pretender ser sabio en la necedad
y hacer gala de la ignorancia..
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Así que, retírate,
con tus sueños de poeta,
a donde pican los pollos
o a soñar bajo la higuera.
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Con palabras sencillas
y sueños de papel,
bailaremos un tango
de rimas y risas,
pues en la burla,
también hay nivel.
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Poema de I.A.