Caminas a diario al precipicio
de la ansiedad, estrés y locura;
las uvas maduras están seguras,
las verdes en el momento propicio.
No alcanzas, te sacan de quicio,
la gran velocidad de respuesta
a tus lentas emociones, te cuesta,
sufres inconsciente un suplicio.
El fin no justifica los medios
no alegan los que corren aprisa
la cura es peor que el remedio.
En un instante pierdes la cordura,
la salud, equilibrio y la vida;
el sensato, ileso, sin herida.