Nada es cierto,
dueña de ayeres lejanos tan cercanos,
de lo que cuentan las lenguas de la calle,
que estos días mis ojos tristes te han llorado
y que mis labios siguen diciendo que "te amo"
cuando debían decir que "te amé".
Nada es cierto, niña hecha mujer,
que paso las horas maldiciendo
que ahora le endulzas a él el té
de amores que ayer sació mi sed.
Nada es cierto,
que la paso hablando solo
con la mirada en la banqueta
y la mente en el ayer.
Nada es verdad,
que he quedado defectuoso
y que la pieza que me falta
tú la guardas en tu ser.
Nada creas, que es mentira
que mis pasos aún me llevan a diario
a esa esquina donde empezó el cuento
que me contaste alguna vez.
Nada creas,
ni lo que aquí lees,
pues tal vez todo sea mentira,
tal vez todo sea al revés...
JCEM