W. Eulen Kard

Fuliginosas horas de recuerdos

En tanto que mi alma sueña
vago encorvado, cabizbajo
por la guedeja de infinita noche oscura
que se riega sobre el torso sexual
de tus veintenos años
como apaciguando el deseo furtivo
hacia tus ventrales valles.

Al cese del ocaso fuliginoso
exhausto voy hacia mi lecho
roto de insomnes, lúgubres momentos
y reclinando las sienes
sobre los despojos de fallidas ilusiones
retomo las escenas que me llevan a tus ojos.

Y en un suspiro mustio y alargado
dejo vencer los párpados agobiados
de mil intentos en procura de tus dones.
Retozan entonces tus pupilas en mis noches
y caigo en los arcanos de tu exótica mirada
que atraviesa rauda los campos de mi anhelo.

Allí
en mi lecho duro, de Morfeo
vislumbro tus caderas ebrias y danzantes
bajo un efecto alucinógeno de lujuria
mientras mis sentidos evaporan el ardor sublime
de tu piel de ensueño, pálida y desnuda.