Carolina Montero Mendoza

El desierto (II). Los Girasoles

                                                       
Escuché que en el desierto
pueden crecen girasoles 
En éste en el que habito
quizás también crecían 
Pero ha llegado un sol
Oscuro, pérfido y maligno 
Y se ha llevado la fé
De lo que aún vivía. 

Un sol abrasador
que arrasó con el anhelo 
Un fuego de exterminio
que todo lo elimina 
Girasoles en llamas
son lo único que veo
Símbolo de lo poco
que aún sentía que latía.

Lo que solían ser 
Ahora no lo son más 
Ya no representan ni luz
ni esperanza, ni belleza
Son solo el recordatorio 
de que todo son cenizas 
Yaciendo inertes y erguidas 
aquellas flores extintas. 

En los desiertos
no crecen los girasoles 
Tan solo son artilugios
de una ilusión vacía. 

Aquí únicamente quedan 
Simples ecos del pasado
De tiempos primaverales
Que ahora inunda la sequía.