Gonzalo Márquez
LA RUTA DE LA SEDA, CAMINO DE SAMARKANDA
LA RUTA DE LA SEDA,
CAMINO DE SAMARKANDA
Era largo y fascinante, mágico
a la vez que apasionante,
Había en ese camino, no pocos
peligros de ladrones,
de harapientos trúhanes o,
falsos y avaros mercaderes.
Samarcanda ruta de sedas
bellas, de mil colores.
Hombres y bestias acusaban
la dureza del viaje.
En las largas noches al raso,
el campamento se amenizaba
Con los cánticos ancestrales,
con dulces sonidos,
de étnicos instrumentos,
de voces quebradas
como estos lugares.
La ruta de la seda,
venirla a recorrer.
En Samarcanda
parada obligada,
todo puede acontecer.
las especias, las lindas sedas,
las pólvoras, el oro y la plata
También hojas blancas,
de blanco papel.
Los caballos, los camellos,
todo aquello y más,
transportaban.
Con los carros muy mal trechos,
por aquellos pedernales.
Llenos de barro en las tundras,
de los vastos humedales.
Tórridos eran los días,
en estos desiertos interminables.
al cruzar los glaciares inexpugnables,
del Tíbet, la cordillera del Karakórum,
Nos sitúa muy lejos de casa,
muy lejos de cualquier parte,
y tan cerca del cielo.
Que en las noches oscuras.
El cielo baja tanto las estrellas
parece que quisieran arroparme,
de este frío inconmensurable.
La luna aquí se ve,
tan bella y tan cercana,
Que parece que las
sedas que porto,
quisieran robar,
De bailes del vientre.
Sueños de mil y una noches
Perfumes de jazmines,
bellas mujeres
como Scheherezade.
Samarkanda guardará,
todos los secretos,
de la ruta de la seda,
Un viaje fantástico épico,
de caminos, de gentes
de culturas.
La ciudad más cosmopolita,
de aquellas edades ancestrales.
El mismo Marco Polo
quedó rendido,
ante tus bondades.
Samarkanda un buen lugar,
para parar y pensar,
y continuar con la vida.
Y después seguir con los viajes,
Mongolia, Armenia, Asiria, Europa,
Mesopotamia, Egipto, África, China,
Entre oriente y occidente,
se estrechan lazos, comerciales.
Desdibujando las fronteras naturales
desde los Apeninos al Tíbet o Urales.