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**~Novela Corta - A la Orilla del Río~**

Novela Corta: A la Orilla del Río

Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez

Seudónimo: EMYZAG

Comenzada: 16 - 18 de septiembre de 2024…

Publicada: 18 de septiembre de 2024…

Terminada: 18 de septiembre de 2024…

Editada: 18 de septiembre de 2024…

Mi #34 de novelas cortas en el año 2024…

Mi #189 de novelas cortas hasta el año 2024…  

7012 Palabras 10 Páginas





~ * ~Sinopsis:

~ * ~Andrés pelea en la orilla del río Hunuruyú por el amor y la virtud de una mujer llamada Li Jie, una oriental que llegó al pueblo a vivir en ese pueblo llamado Piturú, ¿vence en la riña…?, más no se sabe…  





Sucesos:

 

  1. Llega al pueblo Li Jie una oriental de Li Ma Hong y conoce a Andrés un chico del pueblo Piturú…
  2. Andrés se va enamorando de los ojos chinos de Li Jie…
  3. Li Jie le dice a Andrés que está comprometida con otro hombre… en el país oriental Li Ma Hong…
  4. Andrés le hace conocer a la orilla del río Hunuruyú, sí, a ese bello río…
  5. Andrés siente perder el amor de Li Jie…
  6. Llega al pueblo el otro hombre con el que Li Jie está comprometida para llevársela a prostituir, como siempre con engaños que Andrés ya sabe…
  7. Andrés y Li Jie se hallan en el río Hunuruyú y llega desprevenido con un ataque de poder en llevarse a Li Jie…
  8. Andrés se interpone entre ellos y ellos hablando un idioma que él no entendía comienza el altercado y la riña entre dos caballeros por el amor de una buena mujer…
  9. Li Jie se va corriendo del río y toma una canoa y va río abajo sin saber su paradero ni mucho menos su propio destino…
  10. Li Jie llega a un precipicio de río y cae estrepitosamente y muere en el acto…



En el pueblo de Piturú existe un gran e inmenso río caudaloso que siempre permanece en su cauce. El río llamado Hunuruyú es un río entero y el más caudaloso de todos los ríos que posee el pueblo de Piturú. El río Hunuruyú es un río de los más hermosos del pueblo y posee unas piedras gigantes como una cascada en manantial que sólo los jóvenes saben disfrutar del río. En el pueblo Piturú y en el río Hunuruyú existen varias leyendas de fantasías, pero, ninguna es cierta. En el pueblo vive un joven llamado Andrés, el cual, hace visita todos los meses hacia el río Hunuruyú. Andrés es un joven delgado, de apenas veinte años, cabellos de color negro y ojos de color azul. El joven dedicado a recolectar limones cerca del río Hunuruyú en Piturú se aferra a la idea de que algún día hallará el amor de su vida en el río. Andrés es un joven lleno de sueños, de ilusiones y anhelos y, cada vez, que visita el río se convierte en el dueño de su propia vida y de su propia existencia cuando en el altercado entre ser y perecer jamás llega a perecer porque conoce muy bien el área, el río, la montaña y el precipicio llamado ¨El Hocico de Dios¨. Andrés perfila que su vida cambiará al conocer a una dama y que sea dueña de su corazón, de su alma y de sus pensamientos. La vida comienza para Andrés en sobrevivir, laborar y buscar el pan en cada recolecta de limones cerca del río Hunuruyú. Cerca del río Hunuruyú hay unos arbustos pequeños donde existe el árbol de limones, los cuales, con guantes especiales hay que recolectar los limones con mucho cuidado por las espinas que posee el árbol. Andrés confiere que su vida sea una mejor, que cambie su vida para no perecer como muchos en el río Hunuruyú porque el que conoce el abismo en ¨El Hocico de Dios¨ puede sobrevivir sin morir en ese cruel abismo. Andrés va constantemente a visitar el río cada mes y en ese mes precisamente del mayo curtido por el sol en el río Hunuruyú va de visita una mujer oriental llamada Li Jie. Y, ¿qué hace una mujer oriental en el pueblo Piturú y en el río Hunuruyú?, la mujer perdida entre arbustos y árboles de limones llega por encomienda en busca de una salida en el pueblo Piturú, el cual, visita turísticamente y es de la ciudad de Li Ma Hong, pero, llega al río Hunuruyú. La vida de Li Jie está a punto de comenzar cuando en el afán, en el deseo y en el anhelo se consagra como la turista perdida en el pueblo Piturú. La joven Li Jie va de rumbo al río en dirección fija, autónoma y en poder creer que su mundo es perfecto, pero, pequeño en su imaginación y grande en la perfección de Dios. Li Jie se pierde en busca de salida en el pueblo de Piturú, pero, se encuentra con un joven llamado Andrés. El joven Andrés observa a la joven Li Jie que se halla desconcertado y perdida en el río Hunuruyú entre arbustos y árboles de limones. El joven Andrés se dispone a ayudar a Li Jie porque la ve abandonada a su suerte y cree que la joven habla otro idioma que por eso es que está tan desorientada en el río Hunuruyú y el joven Andrés se dispone a ayudar a la joven. La joven Li Jie que habla español como su segundo idioma es una oriental de la ciudad Li Ma Hong y conversa con el joven Andrés de que está perdida alrededor del río Hunuruyú. El joven Andrés quedó atónito con el buen español que habla la muchacha oriental Li Jie. Li Jie es una joven oriental, por la cual, el turismo la busca incesantemente por todo el pueblo de Piturú. Li Jie está recién llegada de Li Ma Hong y queda estupefacta con la belleza del río Hunuruyú. Andrés se presenta ante la joven y la desea ayuda, pero, en realidad que la muchacha lo que hubiera deseado es perderse en el pueblo Piturú y no haber regresado con el convite turístico que había llegado recientemente al pueblo de Piturú. Andrés el joven de cabellos de color negro y de ojos azules se ve en la encrucijada de llevar a Li Jie al hotel y todo porque se había perdido en las afueras del hotel llegando perdida al río Hunuruyú. Andrés la corteja como si fuera un ujier del hotel hasta llevar sana y salvo a la oriental Li Jie al hotel donde se hospeda. 

Es otro día más para Andrés y entre la recolección de árboles de limones y el río más caudaloso y más hermoso de todo el pueblo de Piturú, el joven Andrés se perfila a laborar más y más en ese río, pero, ésta vez el jefe de su trabajo le dice que tiene que ir todos los días al río Hunuruyú en vez de cada mes. A Andrés no le molesta, pues, él se da su chapuzón de vez en cuando cuando el sol está más caluroso que la fuerza del mismo sol. Andrés ve a la muchacha Li Jie, otra vez, en el río Hunuruyú. Y le pregunta que si otra vez está perdida en el río Hunuruyú, pero, ésta vez le dice que ya sabe ir y venir porque está cerca del hotel. Li Jie la oriental perdida y que ahora no está perdida sólo presiente una forma y una manera de salir airosa del problema en que está zozobrando como náufrago pérdido en medio de todo el mar. Li Jie conoce a Andrés y Andrés conoce a Li Jie, la oriental de ojos chinos y que les gusta a Andrés por ser una chinita oriental y tan hermosa como sus cabellos del color negro azabache. Andrés se va enamorando de Li Jie la oriental de la ciudad de Li Ma Hong, una ciudad oriental donde todos son chinos. Li Jie va enamorando a Andrés con sus ojitos chinos por ser una oriental. Andrés se siente en la encrucijada de sentir en su alma una sola verdad de que se está enamorando de Li Jie. Li Jie también le va gustando los ojos azules de Andrés y que sus cabellos negros son como la noche oscura. Li Jie va enredando su corazón hacia un joven llamado Andrés del pueblo de Piturú. El río es caudaloso y ella toma un chapuzón en el río junto a Andrés, y Andrés se va enamorando de Li Jie, sí, de la orinetal de Li Ma Hong. Li Jie se pierde entre las aguas dulces de ese majestuoso río y se va enamorando del pueblo de Piturú. Mientras que Andrés se va enamorando de esos ojitos chinos, por los cuales, piensa todos los días cuando está en soledad. Li Jie lo va enamorando hasta hacer de él un hombre con gestos y detallista cortejando siempre a Li Jie hacia el hotel donde se despiden con un fuerte abrazo como si se hubieran conocido desde hace mucho tiempo. Andrés se va enamorando más y más de los ojitos chinos de Li Jie, él dice que cada vez que parpadea la muchacha se ven esos ojitos chinos y eso a él le agrada. El joven Andrés ve en los ojitos de Li Jie a la vida, a la fortuna, a la pasión y el amor. El joven Andrés lleva en su corazón a Li Jie, la conoce, conoce su debilidad, su fuerza y su fortaleza cuando Li Jie demuestra que su corazón es un corazón solitario y en soledad. Andrés y Li Jie se debaten en una nueva relación amorosa cuando en el alma y en el corazón ocurre una situación vehemente donde la caricia y el amor se entrelazan para poder dar un principio sin apenas finalizar, sólo comienza la relación entre Li Jie y Andrés. El joven Andrés se enamora perdidamente de Li Jie y Li Jie se enamora de Andrés. Cada día en el río Hunuruyú tanto Li Jie y Andrés se sientan en una piedra a conversar, a enamorarse y a dar rienda suelta de su amor, pasión, vehemencia, vida, alma y corazón. Andrés y Li Jie se enamoran y más Andrés de Li Jie por esos ojitos chinitos y orientales de Li Ma Hong. Li Jie comienza a visitar y concurrir más seguido al río Hunuruyú para poder ver a Andrés y acariciar todo aquello que se llama vida. Andrés bendijo al jefe que le dijo que recolecta limones en el árbol de limones todos los días en el río Hunuruyú. La vida para Andrés se le va solamente en mirar a los ojitos de Li Jie en el río Hunuruyú y ya en Piturú todo el mundo comenta la relación una oriental y un compueblano de Piturú. Tanto a Andrés como a Li Jie no les importa nada porque realmente nadie tiene que ver con ellos, su amor es para siempre. A Andrés le encantan los ojitos de Li Jie, dice y expresa que esos ojitos lo enloquecen y lo vuelven loco. La vida para Andrés comienza a perfilar amor a tutiplén y todo por esos ojitos orientales que le fascinan de Li Jie a Andrés. 

Li Jie le confiesa algo trascendental a Andrés y es algo de su vida personal que le atormenta y no la hace ser feliz. Li Jie tiene un oscuro pasado de tormento, prostitución y de indeleble malos amores. Li Jie le confiesa a Andrés que desde Li Ma Hong la persigue un hombre, un hombre malo, cruel, despiadado, despreciable y que su corazón está lleno de decepción. La tristeza que lleva Li Jie en sus ojitos chinos atrae a la tristeza desde Li Ma Hong. Li Jie comienza a confesar todo su pecado de que la sigue y la persigue un hombre desde Li Ma Hong para poderla prostituir en una red de prostitución. Andrés la desea ayudar, pero, es impotente ante la situación de Li Jie. Li Jie con tanta lágrima en sus ojitos chinos y orientales le confiesa todo a Andrés, su vida, su pasado, sus amores y hasta que fue prostituida en una red de prostitución en Li Ma Hong. Li Jie confiesa su vida de perdición, de amores clandestinos y hasta sucesos inesperados cuando el tormento, la vida y los amores apagan la vida de Li Jie en un momento de ira insospechada. Li Jie desea ser feliz y por eso viaja turísticamente hacia el pueblo Piturú. Li Jie desea ser la mujer más feliz del mundo, pero, algo o alguien le sorprende en el pueblo de Piturú y es el hombre que le persigue insistentemente para poder prostituir en la ciudad de Li Ma Hong. El joven Andrés deicide se la fuerza, el amor, la vida y el corazón para Li Jie en el pueblo de Piturú, pero, en el débil corazón se aferra como se aterra en la mirada en poder ser la fuerza y más la manera de entrever que las fortalezas se encierran de tal forma y del tal manera que todo queda como un juego mortal para la vida de Li Jie. Li Jie se aferra como el trance directo de saber que el comienzo de su vida y de su trascendental vida empieza a decaer en el infortunio de un poder de un hombre que la persigue y que ella prefiere morir. La vida de Li Jie es tan insistente y parca que comienza a derruir y a discernir entre el bien y el mal y cree que su vida es tan cruel como terrible en el afán de creer que el fin pronto ha de llegar. Li Jie le confiesa todo a Andrés y es que su mundo ha cambiado para bien desde que ha pisado Tierra firme en Piturú. Li Jie se aferra al frío desconcierto de ver al cielo de primavera, pero, muy dentro de su alma y de su pobre corazón lo siente como un corazón sin latidos. Li Jie se aterra al frío desastre de entrever la razón en poder creer en el momento en dar una salvación a su débil coraje y a su corazón sin latir que se halla desde que el miedo se apodera de ella. Andrés, otra vez, impotente y casi decepcionado de la vida, pero, del amor jamás desde que conoció a Li Jie. Li Jie como de costumbre pierde la noción del tiempo cuando en el combate de su vida y de huida a Piturú la hacen vencedera de una red de prostitución en Li Ma Hong. Li Jie no se aterra ni en la más débil insistencia de creer en el comienzo de una pérdida razonable de su vida y de amor en el corazón. Li Jie se debe a que la confesión acerca de su existencia y de su corta vida en Li Ma Hong la hacen merecedora de toda vida sin sufrimientos y sin más ni más que queda en el intercambio de un amor con otro amor y es el corazón de Andrés. Y con el sol a cuestas en el río Hunuruyú se siente como la fuerza en el alma de Li Jie en poder ser feliz con Andrés. Andrés la apoya en todo hasta que el deseo se convierte en un sólo ademán frío y tan friolero cuando Li Jie teme en ser extraditada a la ciudad de Li Ma Hong a ser prostituida por ése hombre que la persigue y que le atosiga hasta poder llevarse a Li Jie a la ciudad de Li Ma Hong. Li Jie le confiesa todo a Andrés y se edifica el tormento y la ira en subsistir de tal forma y de tal manera en que el secreto de su vida y de su existencia en saber que su mundo se aferra a la idea franca de querer ser salvada y por un sólo amor. La vida comienza a descifrar y al ser confesada que el deleite vehemente se aferra al amor de Andrés. 

Es otro día en la vida de Andrés y Li Jie, sí, en el río Hunuruyú, cuando Andrés se aferra en ayudar a Li Jie a quedarse en el pueblo de Piturú. Andrés sabía una cosa y era que en el río Hunuruyú, se aterra al delirio frío de ver de cerca lo hermoso que es y la cascada en manantial que posee desde el interior de la montaña. Y, además, Andrés le enseña cómo recorrer al río con poder ser sin perecer en el río Hunuruyú. Andrés le enseña a Li Jie que en el río Hunuruyú, existe un precipicio o abismo llamado ¨El Hocico de Dios¨, y que si logra llegar hasta donde se ubica ¨El Hocico de Dios¨, sabrá que estará perdida y que perderá la vida. Li Jie toma conciencia, pero, no, no desea saber más ni más que el destino y el camino se aterran sin saber su propio futuro. Li Jie no sabe que el destino ni su futuro es incierto cuando en el alma de Li Jie se aferra al frío y a la inconsciencia en querer observar al río como un álgido camino cuando a ella le ocurre lo peor en ese río Hunuruyú. Li Jie recorre de punta a punta, esquina a esquina ese hermoso río llamado Hunuruyú. Y, además, de conocer a todo el río Hunuruyú, Li Jie conoce la historia, tradición y costumbres de ese pueblo llamado Piturú. A Li Jie le fascina el pueblo y decide embarcar y mudarse y hasta casarse con Andrés en el pueblo Piturú. Y Li Jie elevando sus recuerdos al fascinante pueblito de Piturú, sólo recuerda su desdicha y su decepción con ése mal hombre que le hizo tanto daño. Li Jie sorprende a Andrés cómo ella camina con las piedras por el río Hunuruyú. El río posee la historia más hermosa de todos los tiempos y no son leyendas sino verdades friolentas y que el pueblo venera en costumbres y tradiciones. Li Jie cree que se quedará por siempre en el pueblo de Piturú, pero, su insistente corazón está en la ciudad Li Ma Hong. En Li Ma Hong está su natalicio y toda su vida, aunque, fue una vida total en prostitución y abandono está sin poder hallar la verdad de su vida que desea extraditar toda su vida al pueblo de Piturú. Li Jie desea ser la nueva compueblana de Andrés y está muy feliz visitando al río Hunuruyú cada vez que puede porque en el hotel hay atracciones. Li Jie conoce al río Hunuruyú cuando en el afán de entregar vida, corazón, asombro y percepción al conocer al río tan hermoso como lo que tiene una cascada manantial que baja desde la montaña. La vida de Li Jie se concentra en conocer al río Hunuruyú más profundo y es el río más caudaloso del pueblo Piturú. Li Jie conoce ya la tradición y costumbre de ese pueblo que la acoge por el problema que posee cuando Andrés decide ayudarla. Andrés, un joven recolector de limones en el río Hunuruyú ayuda insistentemente a Li Jie y quiere que sea feliz, pero, la vida juega un papel importante cuando la vida le persigue todo el mal y toda una red de prostitución de Li Ma Hong. En Li Ma Hong existe la red de ése mal hombre que la persigue a pie y a sombra y que quizás ha llegado al pueblo de Piturú en busca de Li Jie y Li Jie sin saber nada al respecto. Li Jie le confiesa toda la verdad a Andrés y Andrés fue en busca de ayuda al consulado en su país de Li Ma Hong a buscar ayuda para extraditar a Li Jie al pueblo de Piturú. Li Jie desea vivir en Piturú olvidando toda su vida en el pasado, en un pasado mortal, pero, muy indeleble en su paso por la vida y que es imborrable en su mente y en su corazón. La vida para Li Jie comienza a discernir, a derruir y a edificar un frío tormento cuando la vida no cambia porque la vida en el pasado es pasado. La vida para Li Jie comienza a ser indestructible, fuerte, perenne y sin ser efímera desea convertir toda su vida en un fatal pasado que deseaba olvidar y que su corazón comience a amar y es con el amor de Andrés en el pueblo de Piturú y en el río Hunuruyú. La vida comienza para Li Jie enfrascar la idea que su vida comienza desde cero sin importar pasado alguno. 

Andrés perfila su vida como un embargue cuando presiente que en el amor pierde a Li Jie en un trance directo como llegar al precipicio ¨El Hocico de Dios¨ cuando la gente y las personas que pernoctan en el río sin conocer el área llegan en canoa hasta el precipicio perdiendo vida, corazón y alma porque de un susto acechan con la vida. El río Hunuruyú transita la peor agua dulce donde te lleva al precipicio más peligroso de todos los ríos caudalosos y el que no sabe que existe un precipicio llamado ¨El Hocico de Dios¨ no sabe que pierde la vida. Andrés y Li Jie conocen ya la historia, tradición y costumbre, pero, en el afán de entregar la vida comienza en un juego mortal y letal como perder toda la vida en ese río llamado Hunuruyú. Li Jie comienza a no ir más al río y Andrés piensa que va perdiendo el amor de Li Jie desde que no la ve más cerca del río. Andrés insistentemente busca a Li Jie en el hotel y no la encuentra. Andrés cree que Li Jie se ha marchado a la ciudad Li Ma Hong. Andrés piensa y piensa haber perdido de golpe a Li Jie en un instante, por el cual, se enaltece la vida, el amor y el corazón latiendo fuertemente cuando Andrés piensa y siente que ha perdido para siempre a Li Jie. Transcurre tres días desde que Andrés no ve más a Li Jie en el río Hunuruyú cuando en el tiempo y más en el combate de creer que Andrés ha perdido a Li Jie en un trance directo y en el afán de creer que la vida comienza a desistir porque el amor se ha marchado del corazón de Andrés, pero, es Li Jie que él cree que se ha marchado para siempre. Andrés piensa que está perdida en el pueblo de Piturú como cuando la conoció en el río Hunuruyú. La vida de Andrés queda a la deriva sin saber del paradero de Li Jie en el pueblo de Piturú. La vida de Andrés queda en el tiempo, en la osadía y en la perfección en pensar, sentir y dilucidar que ha perdido para siempre el corazón de Li Jie. Andrés continúa en su labor recolectando limones en los árboles cerca del río Hunuruyú y perdiendo el amor de Li Jie se halla el joven Andrés solo y en soledad buscando un tiempo para poder lograr ver nuevamente a Li Jie. Li Jie se halla escondida en el hotel porque presiente que ése hombre que la sigue y la persigue a pie y a sombra se halla en el pueblo de Piturú. Li Jie temerosa, ambigüa y continua al río siempre en el hotel se halla Li Jie esperando a que ése hombre no la encuentre. Li Jie se halla con miedo, pavor, terror y con horrores en su propia alma buscando una salida, una protección y una fuerza en querer salvar a su propia vida del horror y del pavor que le da ése hombre a Li Jie. Li Jie enternece a todos en el hotel con esos ojitos chinitos por ser una oriental de la ciudad de Li Ma Hong y que se ha ganado el cariño de todos en el pueblo de Piturú. Li Jie, una chinita oriental se pierde en el hotel y reserva otra habitación, pero, con otro nombre porque cree que ése hombre la persigue,  la atosiga y para despistar reserva otra habitación, ya la conocen en el hotel, pero, la ayudan porque Andrés pidió ayuda al pueblo de Piturú para que la muchacha oriental pueda ser feliz y extraditar desde la ciudad Li Ma Hong. Andrés cree que la muchacha oriental se ha marchado a Li Ma Hong porque hace días que no la ve ni en el río ni en el hotel y Andrés teme lo peor por Li Jie. Li Jie se atreve a desafiar mundo, vida y corazón por ser feliz al lado de Andrés, pero, la vida juega un juego, un juego mortal y tan letal como la daga de doble filo que tiene la vida con ella y ella sin saber las reglas del juego se atreve a mover ficha en el tablero jugando un juego y así poder ganar. Es el cuarto día sin Andrés poder ver a Li Jie en el río Hunuruyú como siempre y Andrés busca insistentemente a Li Jie, pero, ella no aparece. Es el quinto día de desaparición de Li Jie que no aparece por el río Hunuruyú por ver y entablar una conversación con Andrés. 

Ése hombre alto, corpulento y mozo le pregunta a Andrés en el río Hunuruyú sobre el paradero de una muchacha oriental en el pueblo de Piturú. Andrés desconcertado y sabiendo la verdad confesada por Li Jie, Andrés trata de proteger a Li Jie de ése hombre expresando que no sabe nada de una oriental en el pueblo Piturú. El joven Andrés sabe, tiene y posee el conocimiento de que ése hombre es el que persigue a Li Jie y logra deshacerse de él expresando que no conoce a ninguna muchacha oriental en el pueblo de Piturú. La fuerza del amor entre la oriental y Andrés fue tan gran e inmenso que Andrés trata de buscar a Li Jie en el hotel para poder avisar, pero, ella cambió de habitación por querer salvar a su vida de ése hombre, de la porstitución de Li Ma Hong y de las garras de ése mal hombre. Li Jie se ve en la encrucijada de querer solventar su vida y sus heridas por querer escapar de las garras de ése mal hombre y se ve en la encrucijada en querer lamentar que su vida no desea caer, otra vez, en el comercio de su cuerpo. Li Jie se siente como el rencor o como el recelo de la fría verdad o como el transigente dolor en querer la insolvencia de su vida en una terrible y cruel prostitución que no desea volver a revivir ni a sentir en su cuerpo. ¿Li Jie se esconde y escapa de ése hombre?, pues, tal vez sí o no, porque en la encrucijada que el pueblo en Piturú es un pueblo muy pequeño y que todo el mundo sabe y conoce la vida ajena. Los engaños de ése hombre son indelebles como la insistencia en el alma o como el dinero que atraer el cuerpo de Li Jie en una terrible y cruel porstitución, pero, en el alma de ése hombre lo que desea es no hallar jamás a Li Jie porque sabe a lo que va. Li Jie se esconde y logra escapar de ése mal hombre, el cual, petrifica la esencia y más el combate de dar una sola salida hacia la maldita prostitución desde  Li Ma Hong. Li Jie carece de tiempo y por más de un persistente corazón cuando en el alma se siente como el deseo en convencer la forma y la mala idea de atreverse sin sentir a su propio corazón en un frío altercado. Li Jie se acerca al río por el sexto día consecutivo sin aparecer en la vida de Andrés y Li Jie se entera de que el hombre está en el pueblo de Piturú. Y en el deseo y en la conveniencia de Li Jie es aparecer ante ése hombre para limar asperezas y ser libre por todo y por una vez. Li Jie se atreve a identificar a ése hombre para ser más que detenido, ser la presencia de una red de prostitución de Li Ma Hong por quedar al descubierto ante todo el mundo y más en el pueblo de Piturú. Li Jie se enfrasca a la idea letal y mortífera de entablar un diálogo con ése vil hombre para que la deje en libertad y más que eso sin ser una muchacha oriental prostituida en Li Ma Hong. La muchacha oriental que habla muy bien y a la perfección el español desea ser libre y libertar a las otras mujeres prostituidas en la ciudad de Li Ma Hong. Li Jie se convierte en razón y en fuerza de espíritu por haber reconocido tantos errores en su vida pasada que queda al descubierto ése hombre y tan vil como cruel es el mal tiempo. Ése hombre va decidido a llevar a Li Jie del pueblo de Piturú hacia la gran ciudad de Li Ma Hong. El hombre alto, corpulento y buen mozo, pero, era y es un mal hombre con las mujeres para llevarse a prostituir sólo presiente que está cerca de Li Jie para poder llevársela a Li Ma Hong. Li Jie se aterra, se horroriza y le da pavor saber que ése hombre que le persigue y le atosiga se halla y se encuentra en el pueblo Piturú y cerca del río Hunuruyú. La vida para Li Jie comienza en una encrucijada tan mortal como la daga de doble filo. La vida de Li Jie corre peligro y un desastre en el camino cuando éste hombre se acerca para hallar a Li Jie en el pueblo de Piturú. La fuerza, la voluntad y el alma de Li Jie están en contratiempo, en un pasaje de ida sin regreso y regresar a Li Ma Hong sería lo peor para Li Jie. 

Li Jie aparece en el río Hunuruyú nuevamente junto al joven Andrés para entablar una conversación y quedar satisfechos con la decisión de Li Jie que no seguirá escapando de ése hombre porque escapar de la vida es perder la vida. Li Jie va de seguro en el río Hunuruyú cuando le confiesa a Andrés que no seguirá escapando de las garras de ése hombre. Tanto Li Jie y Andrés se hallan en el río Hunuruyú entablando la conversación, pero, de repente y desprevenida la situación llega ése hombre con ínfulas de llevarse a Li Jie a la fuerza para Li Ma Hong y con la red de prostitución que la persigue y la atosiga. Li Jie teme por su vida, pero, más teme por la vida de Andrés que por defender a Li Jie se enfrasca en la odisea entre Andrés y ése hombre. Ése hombre llegó en son de paz, pero, para llevarse a Li Jie para la ciudad de Li Ma Hong con pretextos, engaños y estafas hacia lo que escucha Andrés entre ellos dos. La perfección del idioma español entre los orientales es perfecta y Andrés entiende muy bien el idioma español. Andrés hace todo lo imposible porque ése hombre no se lleve a Li Jie a Li Ma Hong porque conoce y sabe todo acerca de ella y trata de salvarla de las garras de ése terrible mal hombre. La vida de Li Jie corre peligro, un peligro exorbitante y una crueldad en ser una mujer prostituida por la red de prostitución de Li Ma Hong. Li Jie comienza a agarrar fuertemente a Andrés de la mano, pero, la vida, la suerte, el amor, la pena y el dolor los separa para siempre cuando ése hombre vil trata de llevarse a Li Jie lejos del pueblo del pueblo de Piturú. Li Jie fuertemente adherida a la mano de Andrés no desea soltar la vida, no desea desprender el amor que conoció y el deseo en libertar a su propia alma. Li Jie desea converger, convidar y derruir todos sus errores en un sólo comienzo y es con la vida junto a Andrés. La vida para Li Jie se aterra y se aferra al mal desconcierto de tener frente a ella a un hombre vil, terrible y tan cruel como la vida queriendo llevarse a Li Jie a la ciudad de Li Ma Hong. Li Jie comienza en una redención autónoma por poder creer que la vida se aterra en saber que la vida dispone y que ella se tiene que atener ante la disposición de la vida sin poder escapar ni huir. Li Jie comienza en el infortunio del dolor cuando éste hombre la toma por la fuerza y se la quiere llevar, pero, agarrada, adherida y sostenida ante la mano de Andrés sabe que el amor lo puede todo y más con sus ojitos chinitos y orientales que saben mirar con amor. Ése hombre oriental quiere llevarse de todas formas a Li Jie a la fuerza a la ciudad oriental de Li Ma Hong sabiendo que Li Jie no desea y que prefiere quedarse en el pueblito de Piturú. La vida de Li Jie se aferra y se adhiere al amor, a la vida y al corazón de su amado el joven Andrés siempre en el río Hunuruyú. La vida comienza a discernir con gran fuerza y con la espera inesperada de creer que quedará en el pueblo de Piturú y no se irá Li Jie hacia la ciudad de Li Ma Hong. Ése hombre tan vil, cruel y despreciable desea llevarse a Li Jie a la fuerza hacia la ciudad de Li Ma Hong, con la espera que se prostituya como siempre en la ciudad de Li Ma Hong. Li Jie se aferra al desconcierto de creer que su mundo no cambiará jamás con la red de prostitución de Li Ma Hong. Li Jie comienza a discernir con la vida, con la fuerza y con la esperanza de que la vida le lance una fría verdad, una certeza, una conmiseración y una oportunidad para no tener que ir hacia la red de prostitución de Li Ma Hong. Li Jie, sólo, se aferra a la mano de Andrés, a la certeza de amar y al verdadero amor entre Andrés y Li Jie. La vida de Li Jie desea ver y tener algo que le haga renacer, revivir, insistir y ser parte de la realidad en que vive hoy y es estar, pertenecer y ser de la presencia en un río llamado Hunuruyú. En el río Hunuruyú hay unas canoas cerca de unas piedras en el río Hunuruyú y ya los ojitos chinos observan a la canoa desde un punto diferente. 

Andrés y ése hombre en la desesperación por tomar de la mano a Li Jie se ven en la encrucijada de pelear en un altercado frío por el amor y la virtud de una mujer. Li Jie es una mujer valiente, friolenta, con un alma cálida y con unos ojitos lindos chinos y orientales, observan a Andrés y Andrés con pena, con dolor, con sufrimiento mira a la canoa y mira a los ojitos chinos. Li Jie entendió lo que dijo Andrés y Li Jie le dice que no, con una expresión de quedarse junto a él. Andrés y ése hombre se enfrascan en una contienda fatal, en un altercado frío y destrozando la vida se mide, pelea con pelea, altercado con altercado y contienda contra contienda por el amor, la virtud y la pasión de una mujer llamada Li Jie. Li Jie llega al pueblo de Piturú buscando una salida, una protección y una ayuda en el pueblo cerca del río Hunuruyú. Li Jie se aferra a las manos de Andrés más, más y Li Jie aprieta a Andrés con más fuerza que antes petrificando el amor, la pasión y la vehemencia en un amor sobrenatural entre una oriental y un joven del pueblo de Piturú. Andrés y ése hombre se enfrascan en una contienda fría desatando la furia, la euforia en un trance delictivo peleando a fuerza por el amor de una mujer oriental llamada Li Jie. Andrés y ése hombre se enfrascan en la contienda fría de pelear un amor sincero, de pasión y de vehemencia que es lo poco que conoce Andrés de Li Jie. Ése hombre y Andrés se enredan a pelear a la orilla del río Hunuruyú queriendo pelear Andrés por el amor de una mujer y ése hombre pelear por una mujer para prostituir en la ciudad de Li Ma Hong. La vida comienza en un altercado entre Andrés y ése hombre por la virtud de una mujer llamada Li Jie. Li Jie, aún, sin soltar la mano de Andrés si sólo con los ojos chinitos observa a las canoas cerca de las piedras en el río Hunuruyú y nota que las personas se van yendo lejos del lugar por el fuerte altercado que tiene Andrés y con ése hombre a la orilla del río. A la orilla del río se enfrascan en una gran pelea por el amor de una mujer y es todo por el amor de Li Jie. Li Jie se aferra y se aterra a la mano de Andrés sucumbiendo y zozobrando en un sólo deseo en querer ganar la contienda cuando Andrés se enfrenta por el amor de Li Jie ante ése hombre vil y cruel que quiere llevarse a Li Jie a la fuerza a la ciudad de Li Ma Hong. Tanto Li Jie como ése hombre hablan una lengua extraña para Andrés y Li Jie le expresa a ése hombre que… -¨no quiero ir con usted¨-. El idioma entre Li Jie era un idioma oriental y la letra kanji. Andrés no entiende el idioma, pero, sí entiende a los ojitos chinos y orientales de Li Jie cuando en el alma y en el corazón la pelea a muerte. Li Jie se aterra al desafío inerte y a la fuerza en poder superar ese mal momento, pero, se aterra en el alma y se aferra más al corazón de Andrés. Andrés y ése hombre pelean a muerte por la virtud, el honor y el amor de una mujer llamada Li Jie. Li Jie se da a la tarea de quedar adherida a las manos de Andrés mientras que Andrés pelea en contienda por la vida, el amor y la pasión de Li Jie. Los dos hombres a la orilla del río pelean a muerte por Li Jie y Li Jie mirando a la canoa y observando a los ojos petrificantes de Andrés y Andrés dándole señal que tome una canoa y que se vaya lejos de la orilla del río. Los ojitos chinos de la oriental Li Jie se aferran a la idea de quedar varada en la orilla del río junto a Andrés peleando por la vida, por el amor y por la pasión que ha nacido entre Andrés y Li Jie. Andrés y ése hombre se dan a la pelea mortal, es como una daga de doble filo poder ganar y… ¿quién gana la contienda? más no se sabe. Mientras que Li Jie se decide por tomar la canoa o no, se hace más tarde y ése hombre casi se la lleva atrapada, adherida, atada y petrificada a él. Andrés se interpone entre ellos sin poder hablar ni con la letra kanji, un idioma desconocido, pero, muy parco en poder salvar al amor de su vida que es Li Jie. 

Li Jie se va corriendo del río y toma una canoa y va río abajo sin saber su paradero ni mucho menos su propio destino. Li Jie con ojos chinos y orientales llorosos se zafa de la mano de Andrés y toma una canoa y va río abajo a descender hacia el precipicio ¨El Hocico de Dios¨. La muerte para Li Jie es una muerte segura, de espanto, insípida y desconocido el destino que le depara la vida. La esencia de Li Jie como su virtud quedan a la venganza de una muerte segura cuando Li Jie va de rumbo y sin dirección alguna hacia el precipicio o abismo llamado ¨El Hocico de Dios¨ para poder libertar y liberar a su propia alma sabiendo y conociendo la historia, las leyendas verdaderas, la tradición y costumbre del río Hunuruyú. La muchacha joven oriental y con ojitos chinos va hacia río abajo queriendo salir airosa de la prostitución que le persigue y le atosiga en la ciudad de Li Ma Hong. Li Jie con ojos chinos orientales llorosos va de rumbo a río abajo sin saber ni percatarse del precipicio que le espera llamado ¨El Hocico de Dios¨, es un precipicio de muerte, nadie lo cruza y nadie sale airoso del precipicio. Todo aquél que logra llegar al precipicio ¨El Hocico de Dios¨ no sale con vida y Li Jie no era la excepción cuando su vida va hacia el precipicio mortalmente. La vida comienza a definirse como una mortal e intransigente como perder la vida como Li Jie pierde su vida en el precipicio mortal llamado ¨El Hocico de Dios¨. Li Jie muere mortalmente al caer por el precipicio dejando vida, amor, pasión y vehemencia en el amor de Andrés. El amor entre Li Jie y Andrés se debe a que el amor perfiló la esencia, la virtud y la presencia de una mujer en el pueblo de Piturú y más en el río de Hunuruyú. La vida comienza desde que el silencio llegó a la vida de Li Jie cuando muere en el acto en el precipicio ¨El Hocico de Dios¨. El precipicio es un precipicio mortal, es un abismo letal y muy intransigente como poder llegar hasta el abismo. La vida comienza a transigir cuando la vida muere en el acto de Li Jie dejando al amor de Andrés en total altercado entre él y ése hombre. Ése hombre pelea a muerte por el amor de Li Jie con Andrés a la orilla del río. A la orilla del río caudaloso se ven formadas las piedras de agua dulce del río Hunuruyú y encima de esas piedras se pelean a muerte por el amor de Li Jie entre ése hombre y Andrés. Andrés está cerca de los árboles que recolectan limones cerca del río Hunuruyú. Andrés decide petrificar la vida a ése mal hombre que pelea con él a muerte sobre las espinas del árbol de limones hasta hacer caer a ése hombre entre esos árboles que él conocía muy bien en el río Hunuruyú. Mientras que Andrés decide ir en busca de Li Jie al herir a muerte a ése hombre con las espinas del árbol de limones. Andrés toma una canoa y va en dirección hacia el precipicio ¨El Hocico de Dios¨, no observa por ningún lado a Li Jie y cae en el precipicio también, Andrés muriendo en el acto en el precipicio ¨El Hocico de Dios¨ dejando a la suerte en la orilla del río Hunuruyú toda historia, toda costumbre y toda tradición. Andrés y Li Jie mueren en el acto petrificando la vida, el amor, la pasión y la vehemencia entre dos seres que comenzaron a amar en el pueblo de Piturú. Tanto Andrés, un ciudadano del pueblo de Piturú y una china oriental llamada Li Jie comienzan la faena a enamorarse a orillas del río Hunuruyú hasta que la vida y el precipicio ¨El Hocico de Dios¨ los une para siempre. Li Jie, Andrés y el amor quedan a la deriva cuando fueron directo hacia el precipicio ¨El Hocico de Dios¨ sin poder hallar más vida que la vida en unión por un verdadero amor. Andrés y Li Jie, un amor para la historia como ese río Hunuruyú quedaron a la deriva al caer precipicio abajo sin poder vivir en un frío altercado cuando la vida se pierde por ser y no perecer como le enseñó Andrés a Li Jie acerca de ese río en la orilla del río. Li Jie, Andrés y su amor quedan por siempre, siempre a la orilla del río.

 

FIN