Suspendido en el hilo del funambulista
el precipicio me insulta, con evidente descaro,
con maligna ternura en forma de inversa bóveda...
A paso de hormiga o de liebre
(poco importará)
debo recorrer a ciegas o a plena luz del sol
con mis pies tus metros,
con mis dedos tu distancia...
Y soborno a la muerte merecida
con monedas adquiridas de prestado
en el mercado negro de un amor pasado,
cuatro versos mal escritos que me llevo...
Tiro del bolsillo del recuerdo
y hallo migas que reclaman los gorriones
a merced de tu llamada...
Y recostado en tu sombra reciente
la mañana y la muchedumbre
no cesan de parirme versos obligados...
Mientras tanto, sin ruido alguno,
el olor a sabiduría
se entromete al hedor del necio
en la torpe química del miedo...
RBP (3/9/24 - 11:04)