Terror y… ¿esperanza?
.
Un día de primavera
apareció la negrura
del cielo cayó amargura
durante horas de terror,
toda la ciudad en llamas,
hubo destrucción y muerte
escombros y un cuerpo inerte,
era un pequeñín ¡Qué horror!
.
Heridos, angustia, gritos
un hospital colapsado
por polvo todo nublado,
y en el alma, desazón.
Los militares celebran
el nefasto genocidio
por un afán de dominio
es la triste sinrazón.
.
La industria bélica crece
con armamento moderno
propio del mundano averno
que carece de piedad.
Cegados por la codicia,
provocan enfrentamientos
sin banales miramientos
por la civil sociedad.
.
Pensadores humanistas
desde diversas trincheras
luchan por romper barreras
de una forma pertinaz.
Su objetivo un mundo armónico
donde prive la esperanza
y se observe en lontananza
un universo de paz.