No Esperé que la Sangre
Arrugara.
No Esperé que la Savia fuera Agua.
No Esperé que las Sanguijuelas del Alba
Padecieran los Despojos del Alma.
No Esperé que el Sol me Negara.
No Esperé que la Noche
se Hiciera Fantasma.
No Esperé que el Amor Llegara
y que en Pabilos Apagados Llorara.
No Esperé el Mediodía Soñado.
No Esperé la Muerte Anunciada
Y en la Negra Negrura
de una Noche de Murciélagos Alados
No Esperé que el Olvido,
la Ausencia,
las Sombras,
el Desgarro,
El Fervor del Día Agitado,
En Ladridos, Aullidos
Llegara.
(Patricia)