Triste el deseo que implora
la mañana, sin su sol
agonizando de amor
muere la noche, a sus horas.
Nace el día, cual bebé
con su mirada curiosa,
y a mitad de amanecer
la adolescencia le toca.
Que la existencia de un día
parece ser que sea poca
llegando el atardecer.
Que se muere y renacida
con la luz, cuando no sobra
nos llega el anochecer.