En el recreo, risas que hieren,
un niño solo, su piel es su “pecado”,
miradas frías, palabras que duelen,
en su corazón, un dolor callado.
Luces azules destellan en la calle,
una persona detenida sin razón,
sus derechos, en el aire, se pierden,
solo por el color de su piel, la opresión.
No más miradas de desprecio,
ni palabras que hieren sin razón,
seamos la voz del cambio,
el estandarte, de un mundo unido en compasión.
Como flores de un jardín florido
Donde cada flor es única, por su aroma y color
juntas crean un mundo bello de amor,
abracemos la diversidad como una única realidad.
No matemos este Don, que la diversidad nos da.
Más allá del color, de la orientación,
de la identidad, la fe o la nación,
somos un tapiz humano,
donde cada hilo cuenta en esta trama.
Que nuestras manos se entrelacen,
sin importar el color de la piel,
y qué juntos, en paz, abracemos,
un futuro donde reine el bien.
Elevemos nuestras voces,
unidas y fuertes, contra la injusticia, el odio y la muerte.
Construyamos puentes, derribando muros,
donde el respeto y la igualdad sean nuestros futuros.
Gonci