En un mundo tan vasto y profundo,
con océanos que parecen no acabar,
donde los continentes se pierden
y las fronteras nos quieren separar,
¿qué probabilidad había, amor,
de que nuestras almas se encontraran,
entre ocho mil millones de latidos
que al unísono en la Tierra palpitan?
Ciento noventa y seis países,
con lenguas, sueños, y pasiones,
cada rincón guardando vidas,
historias, deseos y canciones.
Y aún así, entre tanta inmensidad,
como un milagro del azar o del destino,
te encontré, o me encontraste tú,
en el momento exacto y divino.
Nos cruzamos en medio del caos,
como estrellas fugaces en el cielo,
y fue en ese instante preciso
que supe que serías mi anhelo.
Qué suerte la mía, entre tanta gente,
de haberte conocido y poderte amar,
en este vasto universo errante,
tú eres mi razón para soñar.