Cómo me alegro que ya conmigo
no tienes nada.
Fué lo mejor que me allá pasado;
que contigo no tenía
una vida en paz; con tus celos y mezquina.
Que no querías compartir un bocado,
o cuando traía algo de mi trabajo; eso
me enojaba porque, prefería que se dañarán
las cosas que compartir.
Mi abuelita me decía siempre:
mijo comparta lo que trae,
que mi Dios se lo recompensa.
Hoy en día no me falta el pan en la
mesa porque, las bendiciones siempre
me llegan y, soy felíz con mi pobreza.
Hasta tú llevas algo pero, a mi lado
ya no cabes en casa.
Soy felíz porque siempre tengo trabajo.